Creo que tendemos a ver la vida de un modo antropocentrista, y creo que eso nos impide ver el
plano más grande del asunto. Estaba pensando, por ejemplo, en el destino, en
como básicamente nadie le da crédito al destino en estos tiempos. Según ellos
es porque la noción de destino no es compatible con la razón científica, lo
cual me parece que es no tener idea ni de una cosa ni de la otra. El destino es
una de las cosas que más fácil resulta
discernir por medio del racionalismo científico, siempre que uno consiga
superar la barrera del ego antropológico.
La ciencia moderna señala, palabras más, palabras menos, que
el universo comenzó con el estallido de una partícula pequeñita que contenía
todo lo que hay en el cosmos. La
partícula, que era energía pura, explotó, lanzando un montón de material
incandescente en todas direcciones, que desde entonces ha venido enfriándose y
expandiéndose, formando así las galaxias, las estrellas y los planetas, como el
nuestro, y todo lo que hay en esos planetas, incluidos nosotros.
Las ideas de la
voluntad y de la individualidad, sobre las que erigimos nuestro amor propio, resultan interesantes como ejercicio narrativo para explicarnos nuestras vidas y la historia de nuestras
civilizaciones. Pero también nos hacen perder la perspectiva de una realidad
cósmica bastante contundente: el universo ya explotó. Cada átomo que compone nuestros cuerpos ha
viajado durante millones de años a través del espacio para convertirse en
nosotros, si bien el viaje no termina ahí, y no depende de nosotros.
En el fondo nadie sabe realmente lo que hace en este mundo, o por qué lo hace. La
gente va y camina porque algo la lleva a caminar, se dice Voy a la escuela porque su energía está en un viaje que empezó hace una eternidad y no puede variar su recorrido,
como la tierra no puede dejar de girar
alrededor del sol, ni el sol puede evitar brillar. Así que camino y me
digo Voy caminado, y estoy completamente
equivocado. Lo que pasa es que mi energía está viajando, yo, que no soy más que la conciencia de ese
viaje, digamos: el viajero, soy lo que
menos importa en esa caminata, ni yo
ni lo que yo vaya pensando
mientras voy por ahí. Es mi destino ir por ahí, es el viaje que debe ser, el único
viaje posible, porque el universo ya explotó. Y yo voy por ahí explotando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario